Jirafa

Pero, no que las jirafas tenían orejas chiquitas?
sí, pero esta tiene orejas de elefante africano, aunque no son de piel, son peluditas, ves?
(la jirafa sin manchas mueve sus orejas elegantemente hacia adelante y hacia atras, uno se pregunta si lo hace para mostrarnos o si sólo quiere espantar una mosca)

Papas Fritas

Pero no entiendo cómo es que nos pretenden aprobar la materia si ganamos el juego, no es medio azaroso?
Sisí, pero prestá atención:
El tablero es un hexágono y vos lo que tenés que hacer es apretar los botones del medio, que son triangulitos, si quedan 3 números cerquita entonces ya tenés pago el precio de la entrada. Cada vez que haces mover los triangulitos tenés que tirar en el tablero primero las papas fritas, despues el ketchup y después la sal.
A mi no me gusta con mucha sal... pero me lo puedo ir comiendo cuando termina cada mano?

Lagartito

Entre las distintas disquerías que había en el patio de recreo una era mi favorita, la que repetía 3 veces seguidas la canción que yo elegía.
Sentada en el techo de una camionetita me imagino cómo sería ser maestra. Le entrego una sopa con forma de lagartito verde y tutú rosa (de queso) a los chicos de primer grado. Nadie la quiere, algunos por lagartito, otros por ser un queso rosa. Me despierto pensando que me gusta la idea, aunque nadie quiere escuchar lo que está por decir. La niña se convierte en un pájaro gigante, ya enfurecida. En la disquería encuentra un libro de ella misma "Antonella", con un lazo en la cabeza y rulos.
Enojados los directivos porque se haya convertido en pájaro durante el recreo, se la llevan en la camionetita roja de los amonestados.

Blancanieves

Blancanieves está en el noticiero como conductora, consigue su fama delatando un crimen que ella misma cometió y dice haber visto por el ojo de una cerradura. La gente duda pero tanto la noticia como el look blancanieves comienzan a hacerse famosos.

Brújula

Y si, encima con esto de que desapareció el Norte...
qué de que desapareció el norte? qué norte, el norte argentino?
Nono, el norte magnético. No está más. Ya no hay Sur, no hay Norte...
las brújulas no andan, la tierra ya no sabe para donde gira y los exploradores están todos perdidos.

Sirenita

"Te voy a contar una historia de mar
Que te va a servir de verdad
Si una sirena escuchas cantar
Te pondrá un hechizo especial"
Sebastián nos persigue a la guarida, va a espiar. Me escapo.
Subo a la superficie y unas musculosas mujeres marineras que nadan en el mar me descubren.
Vuelvo a intentar escapar pero esta vez el agua está tan sucia que veo todo borroso y no puedo ir a ningún lado.
Continuo nadando hasta el peaje (acuático) donde casi me choco con un pajarito nadador que quiere pasar tambien. Le dejo el lugar porque él estaba primero y pía algo enojado.
Pago, paso. "Pero mira que estas en Esquel eh"
Tengo que apurarme porque el viaje de egresados es en Bariloche, no en Esquel.
Camino unas 2 cuadras y veo a mis amigas (¿esas son mis amigas? Jamás las vi en mi vida…), me saludan desde el balcón.
Un hotel lleno de viejos tirados alrededor de una escalera caracol.
Me pongo la malla para subirme al auto en el que me esperan romi y mami. Un cartel gigante (pero que entra en el auto) debe ser pintado antes de llegar a destino; incluso sus luces de neón.
Me apuro y logro llegar a la clase que se dicta en mi habitación.
Gracias a Dios, casi llego tarde.

Heladeria

A mi papá le robaban 20 pesos... bah, en realidad una chica se los pedía y él se los daba. No cuenta como robo pero él despues se preguntaba dónde estaban, lo que explica mi insistencia en empezar a buscarlos.
"se los llevó una chica de remera verde"
Extrañamente todo el mundo empieza a tener remeras verdes para mí, incluso yo.
Busco, busco hasta que la encuentro en la puerta de una heladería, de esas que aún están en banfield con asientos colgantes en los que uno toma su helado (con almohadoncitos verdes y blancos, rayados, sea banfield o no)
Entro a la heladeria en reclamo de unos 20 pesos que ya dejan de tener sentido, la chica es esa aunque ya no tenga una remera verde sino el pelo rojo y probablemente un bebé que no recuerdo muy bien. Me siento en un banco a esperar mi helado (¿yo quería un helado?). El dueño del local se sienta al lado mío y me empieza a hablar de la crítica de la razón práctica y el imperativo categórico: "no podemos vivir robándonos los unos a los otros".
Un "así no se puede vivir" pero dicho de forma más elegante digamos.