martes, 19 de noviembre de 2013

Cerealitos

Hace algunas semanas ya que recuerdo algunos sueños durante mis clases de yoga. Siempre recuerdo los sueños pero últimamente recuerdo cosas muy lejanas, que siento que soñé cuando era chiquita. Entre ellos un sueño en un bosque, del que no recuerdo más que algunas personas presentes, quizás alguna chica rubia. Otro más recordé hoy también sobre un bosque pero cerca de una ruta, que me recuerda a otro sueño más de unos campos cerca de una autopista y de algún viaje familiar (esto último de la vigilia) en donde con una novia de mi hermano conocí a las gatas peludas, esa oruga medio rara (ahora también recuerdo que en ese lugar unas serpientes nadaban en el agua).
Lo más significativo fue cuando durante un ejercicio de yoga vino a mi mente una imagen, de esas casi indescriptibles que uno sabe que son reales pero que, sin embargo, no puede explicar ni contar del todo cómo son, porque funcionan como un entero, sin que uno pueda recordar cada detalle, algún detalle. Sé que había una arcada, una arcada como tenía mi casa anterior, pero en este caso era un lugar de desayuno, un hotel en donde estaba con mi papá y mi mamá. Esto no era un sueño. Intenté hacer el esfuerzo porque algo de eso me trajera más información... La única vez que nos fuimos de viaje sólo los tres fueron unos días en Chile (porque siempre íbamos con toda la familia). La imagen rememoraba algo del último día, o esa es la sensación que tengo, del desayuno del último día en donde nos estábamos yendo. Algo dulce, ¿algo con una mermeladita de hotel? No estoy segura... ¿con un yogurt? No sé, cereales, algo. Hago el esfuerzo por retener la imagen, que no termina por decirme nada pero que siento como un hallazgo increíble que vino a mí sin buscarla. 
El resto del tiempo no pude más que pensar en eso hasta llegar a mi casa. Por fin esta imagen es (casi) contrastable, no es, en este caso, imposible saber si es un antiguo sueño o una creación mía en la que a nadie le puedo preguntar si sucedió o no. Por eso ni bien llego hablo con mi mamá, le cuento del viaje (que por supuesto recuerda), le cuento del lugar, traslado la conversación al desayuno ¿qué era lo que comía en el desayuno? ¿había/nohabía algo que a mí me gustaba? "Sí, en ese hotel tenían unas cajas chiquititas con los cerealitos que vos comías, en ese momento no era tan común verlas y yo las agarraba para dártelas"

lunes, 11 de noviembre de 2013

Pelo

Vuelta a soñar que tengo sueños lúcidos y durante el sueño me pregunto si son lúcidos o sueños que imitan la idea de sueño lúcido. Como no supe cómo comprobarlo le cambié a mi compañera de sueño el tono de pelo a color rojo. Esta vez no pude volar.

Recordado, escrito, copiado y pegado aquí durante la reelaboración de la ficha Siracusano, Gabriela. “Representaciones: energías, fuerzas y poderes”. En: VIII Jornadas de Teoría e Historia de las Artes, Epílogos y prólogos para un fin de siglo. Buenos Aires, CAIA, 2000.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Clara

Soñé que lograba viajar con mi mente a distintos lugares, que me metía en el cuerpo de una chica que más tarde me enteraba de que se llamaba Clara. Iba a su casa y ella hacía una fiesta, se vestía pero la construcción del relato tenía flashforwards y flashbacks constantes, no iban a donde yo quería sino que me iban mostrando las situaciones de manera entrecortada, en donde a ella le ofrecían pastillas anticonceptivas. Después seguía organizando la fiesta, sacando el lago artificial que tenía en su casa y cambiándolo por una pileta. Se ponía tacos. Me daba cuenta de que hay sueños que se arman a partir de continuidades con distintos sueños pero en el sueño yo no soñaba sino que meditaba y viajaba hacia distintos momentos de su vida. Nunca vi cómo era Clara porque yo estaba en su cuerpo. El espacio al que llegaba en un momento era similar a un sueño anterior, con una casa con vidrios esmerilados de color verde o transparente, una especie de casa chorizo en un barrio tranquilo (con un resto diurno de haber visto esos vidrios y recordar que hay algo de ellos que no recuerdo). La idea del viaje era fascinante, yo podía ir a donde quisiera en ese lugar, a cualquier espacio arquitectónico, porque no era un sueño sino una realidad, entonces los espacios no se construían a medida que yo avanzaba sino que ya estaban ahí listos para que yo los recorriera. La fiesta en la pileta finalmente era en un lugar acuoso central rodeado de edificios. Ahora no sé si esto último es de este sueño o de uno anterior, o si es un segundo capítulo de un primer sueño que se inició en la siesta de la tarde (ese es el problema de no anotarlos todos, de no haberlos anotado por muchos años)



Recordado, escrito, copiado y pegado aquí durante la reelaboración de la ficha Burucúa, José Emilio. Historia, arte, cultura. De Aby Warburg a Carlo Guinzburg. Cap. 1. “Aby Warburg (1866-1929). La civilización del Renacimiento, la magia, el método”. Buenos aires, FCE, 2002.